Holanda venció anoche a Brasil por 0-3 y finaliza el Mundial como tercera clasificada. Brasil, nuevamente humillada, se despide de su Mundial, que ha acabado siendo una auténtica pesadilla.
Brasil: Julio César, David Luiz, Thiago Silva, Maxwell, Maicon, Paulinho (Hernanes, 57'), Luiz Gustavo (Fernandinho, 46'), Oscar, Willian, Ramires (Hulk, 73') y Jo
Holanda: Cillessen (Vorm, 90'), Vlaar, Martins Indi, De Vrij, Clasie (Veltman, 90'), Wijnaldum, De Guzmán, Blind (Janmaat, 70'), Kuyt, Van Persie y Robben
Decía en los días previos Louis Van Gaal que el partido por el tercer y cuarto puesto le parecía poco más que inútil y que no debería jugarse. Eso sí, para no importarle demasiado, Holanda salió a vencer con su once prácticamente de gala.
Y en el minuto 3 ya ganaba. Gran jugada entre Van Persie y Robben, este se va embalado y es derribado fuera del área por Thiago Silva. El argelino Djamel Haimoudi señala penalti y además no expulsa al central del PSG. Lo hizo todo bien, vamos.
Van Persie anotó y silenció al Estadio Nacional. Y en el 17', De Guzmán (titular a última hora por la lesión de Sneijder) llega a línea de fondo por banda derecha, cuelga el centro y David Luiz despeja de cabeza generosamente hacia el punto de penalti, donde Blind no desaprovecha el regalo y remacha con pierna derecha la escuadra de Julio César.
Holanda jugó a placer, combinó y pudo meterle unos cuantos a la anfitriona.
Brasil se acercó al área holandesa a través de Oscar, el único que dio algo de juego a la 'canarinha', que buscó un penalti un poco a la desesperada para intentar marcar el gol que les metiera otra vez en el partido de la (no) consolación. No hubo manera.
En la segunda mitad, la defensa carioca se dedicó a parar a los holandeses -especialmente a Robben, el mejor del partido- con entradas duras, algunas merecedoras de tarjeta roja. Los 'Oranje' siguieron dominando y sentenciaron en el 90', cuando Wijnaldum finalizaba una asistencia de Janmaat desde la derecha. Era el 0-3 final y otra humillación para Brasil.
Era lo justo para ambas selecciones. Holanda tenía que despedirse de Brasil ganando. Había hecho un fútbol efectivo y vistoso desde el primer día -salvo algún encuentro trabado, como ante Costa Rica y en semis frente a Argentina- y por tanto merecía la victoria en su último encuentro.
Brasil no se quedó ni a la entrega de premios. Una falta total de respeto propia de un personaje como Scolari.
A Brasil le habían metido 10 goles en dos partidos y había hecho el ridículo. Le había faltado el respeto a sus aficionados y a su propia historia cayendo de esa manera en su propio Mundial. Es más, se lo había faltado a otras selecciones (entre ellas, España) riéndose de su eliminación. A Brasil le tenían ganas desde el primer día cuando, más allá del optimismo y la alegría del anfitrión, lo que irradiaba la 'verdeamarelha' era prepotencia y desprecio a sus rivales. Todo vuelve.
Tú faltas el respeto fuera del campo. A ti te lo faltan dentro.