miércoles, 27 de noviembre de 2013

Las cosas claras y el chocolate (de Ámsterdam) espeso

Las cosas claras: el Barça hizo anoche un partido lamentable.
Vale que estaba plagado de bajas (el Ajax también las tenía, ojo). Vale que solo necesitaba un punto para pasar como primero de grupo, mientras que el Ajax necesitaba los tres para seguir con opciones y por eso salió a morder. Vale que se jugaba el primer partido oficial de la historia entre los dos equipos en el Ámsterdam Arena y quizás la emoción de hacer historia pudo a los azulgranas. Vale incluso que el césped no estaba en las mejores condiciones (los jugadores no pararon de resbalar durante los noventa minutos). Tonterías.
Que no os mareen con los tecnicismos ni os quieran matizar lo irrefutable ("El Barça jugó mal sobre todo en la primera parte y, especialmente, los primeros veinticinco minutos"). NO. El Barça jugó fatal todo el partido. Todo.
Los de Martino saltaron al campo sin fuerza, sin concentración, sin actitud, sin buscar la victoria y, lo que es más preocupante, dando la sensación de que se les había olvidado hacer eso que tanto tiempo han demostrado saber hacer: jugar a fútbol. No valen peros. El Barça fue anoche un coladero en defensa, incapaz de elaborar jugadas en la medular y un desastre en ataque.
Por eso, ese Ajax repleto de chavales deseosos de comerse el mundo lo acorraló y lo sometió a una vergüenza pública que recuerda a los tiempos de Gaspart. Inadmisible.
Los locales se adelantaron en el '19 con gol de Serero, que llegó al remate como Pedro por su casa.
22 minutos después, con ocasiones holandesas de por medio y con más inoperancia azulgrana, llegó el segundo, obra de Hoesen, tras un balón que nadie supo rechazar.
Parecía que tras el descanso el Barça saltaría al malogrado césped amsterdamés con la revolución esperada, hecho que se empezó a intuir cuando a los tres minutos de la reanudación Veltman cometió penalti sobre Neymar y vio la roja directa. Xavi transformó la pena máxima y así, con el 2-1 y toda la segunda parte por delante, se vislumbraba una remontada. Lejos de eso, el partido siguió igual. Alguna jugada de Neymar y una ocasión clara del brasileño tras pase de Iniesta (lo mejor de la segunda parte) y poco más. El Ajax se encerró, sí, porque jugaba con uno menos, pero el Barça no supo sacarle partido a eso. Continuó jugando igual de mal, insultando por momentos al fútbol.
Con todos los respetos, creo que el Celta le hubiera ganado anoche al Ajax. Las bajas no deben ser, en ningún caso, excusa para que el Barça pierda y, menos aún, para jugar así. El Tata echó mano de los canteranos y trató de buscar en el banquillo lo que no tenía en el campo: la elaboración y profundidad de Sergi Roberto, el desborde y el gol de Adama (que ya debutó el otro día ante el Granada) y la solvencia en el lateral de Patric (su debut con el primer equipo quedó en mera anécdota). Poco pudieron hacer, los pobres.

LOS ONCE TITULARES

Pinto: evitó una goleada salvando ocasiones de peligro, pero también se complicó él solo en varias jugadas a la hora de sacar el balón jugado.
Puyol: volvió al lateral derecho y demostró que ya no está para estos trotes.
Piqué: capaz de lo mejor y lo peor. Tras el partido, fue el primero en hacer autocrítica del juego azulgrana.  Que se aplique el cuento.
Mascherano: Mal colocado, fallón y acelerado (hizo de las suyas en una jugada en la que entró a destiempo y que le pudo costar caro).
Montoya: se postula como el Arbeloa del Barça.
Song: Si tenía esperanzas en que el míster confiara más en él en detrimento de Busquets, ayer las tiró por los suelos.
Xavi: Invisible. Desde que se casó no es el mismo.
Iniesta: a ratos (poquísimos) aportó chispa. El resto del tiempo, irreconocible.
Pedro: un pollo corriendo sin cabeza. No aportó nada en ataque.
Cesc: Tampoco hizo nada. Pareció que lo más importante para él anoche era ver la amarilla para estar sancionado en el próximo partido y pasar limpio a octavos. Te echaremos de menos ante el Celtic (ironía).
Neymar: Poco brillante y efectivo. De momento, no puede/sabe tirar del carro.

En definitiva, el Barça hizo anoche el ridículo en su versión europea. Gerardo Martino, con 20 partidos invicto en el banquillo, se quedó a uno de igualar el récord que ostenta Guardiola. Por otra parte, los récords son lo de menos y lo que cuenta al fin y al cabo es el resultado. El 2-1 de anoche vuelve (inevitablemente) a abrir los debates sobre el juego del Barça, que no invita a la esperanza, precisamente. Ya veremos qué pasa este domingo en San Mamés. Prueba de fuego ante el Athletic.

sábado, 23 de noviembre de 2013

El café pone nervioso al Barça

Las cuatro de la tarde. En el Camp Nou se jugaba el primer partido de la jornada del sábado, el FC Barcelona-Granada. Un encuentro jugado después de un apasionante derbi, que se saldó con empate entre Everton y Liverpool (3-3), y antes del partidazo de la Bundesliga, el Borussia Dortmund-Bayern Munich.
Pues bien, con la sobremesa puesta, parece que en el Camp Nou hizo efecto la cafeína y los del Tata Martino salieron con más piernas que fútbol. Era un partido para hombres como Cesc o Pedro, que hoy entraban en el once titular, pero ninguno de los dos convenció. De hecho, nadie convenció en el Barça. Si acaso, Bartra, que formó pareja junto a Piqué (lentito) en el centro de la zaga. En los laterales Montoya y Adriano, que no hicieron el partido de su vida, precisamente. La medular estaba formada por Busquets (en su línea), Cesc (algo lento, también) e Iniesta (que brilló menos de lo esperado). Arriba, Pedro (poco acertado), Alexis (poco visible) y Neymar (un quiero y no puedo). Frente al equipó culé, un Granada replegado, con ganas de salir a la contra y poco más. Fruto de la imprecisión en los pases y de la falta de control del Barça, el partido se rompía por momentos en el medio campo. Los de Lucas Alcaraz lo tenían claro: aprovechar la salida por banda de Nyom o alguna genialidad del casi-canterano del Barça Piti, que la tuvo en el minuto 23 con un zurdazo al larguero en el que el hoy portero titular, Pinto (poco trabajo), casi nada podía hacer. Tres minutos antes, tras un penalti dudoso, Iniesta inauguraba el marcador para ver si los nervios de la cafeína se apaciguaban. Cesc, otra vez de penalti en el 39', ponía el 2-0 y bajaba el subidón de azúcar. Descanso.
La segunda parte fue más de lo mismo. Iniesta intentaba animar el espectáculo con magia, pero no le acababan de salir los trucos. Neymar seguía esforzándose por levantar al Camp Nou cada vez que la cogía, pero hoy le faltó algo de brillo. Eso sí, en el minuto 70 condujo una contra y acabó sirviendo a Alexis para que este rematara el 3-0. Al final, el Granada se quedó con uno menos por doble amonestación del chileno Iturra, que se levantó y le dio la mano a Mateu Lahoz antes de abandonar el terreno de juego. A destacar en el tramo final la entrada del canterano Adama Traoré en las filas del Barça, que debutó en Primera. Entró por Neymar y tuvo incluso una ocasión para marcar. Antes habían entrado Sergi Roberto y Song por Busquets y Alexis, respectivamente. El Camp Nou dedicó una tímida ovación al tocopillano para despedirle.
Con el partido más que resuelto y con ocho canteranos del Barça sobre el césped, aún hubo tiempo para que Pedro anotara el definitivo 4-0 en el 90', tras pase de Cesc.
Quinta victoria consecutiva en liga del Barça que, tras el parón de selecciones, jugó un partido más bien malo (la CNN no emitirá el resumen, probablemente).

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Españoles... Messi ha vuelto

Ese día en que falleció un dictador hijo de puta (valga la redundancia), un 20 de noviembre, es el mismo día en que nacieron raperos como Sen Dog -de los Cypress- o Mike D -de los Beastie-. Incluso Fran Perea nació tal día como hoy y no me importa destacarlo aquí, pero el cumpleañero del día es Gerardo 'Tata' Martino, un leproso de corazón que alterna un polo pistacho con los continuos debates sobre el juego del Barça. Ése es el Tata, un argentino nacido hace cincuenta y un otoños en Rosario, que jugó en Newell's, que vistió la camiseta del Tenerife -con el que debutó en el Camp Nou- y que se retiró con la del Barça (de Ecuador). Como entrenador, dirigió al NOB, al Cerro Porteño y a la Selección de Paraguay, entre otros. El que llegó a ser entrenador del FC Barcelona sin que nadie se lo esperara. Ése, el mismo, ha visto cómo hoy, en el día de su cumpleaños, el fútbol ha vuelto en forma de premio hacia el mejor futbolista del mundo, digan lo que digan o repesquen a la selección que repesquen otros.
Martino ha asistido esta mañana a la antigua fábrica Damm para ver cómo Leo Messi volvía a entrar en los libros de historia balompédica. Sí, el '10' del Barça ha vuelto a hacerlo: en plena lesión y esbozando una sonrisa, Lionel ha recibido hoy la Bota de Oro que le acredita como el mejor goleador del fútbol europeo la pasada temporada, con 46 goles en 32 partidos (1'44 goles por partido). Y ya van tres. Sí, tres, algo que nadie ha conseguido nunca. Algunos privilegiados habían conseguido antes la preciada bota, otros miembros de este selecto club (como el mítico Eusebio, Gerd 'Torpedo' Müller, Ally McCoist, Mario Jardel, Georgescu, Forlán, Thierry Henry, Fernando Gomes y Cristiano Ronaldo) la habían ganado en dos ocasiones. Tres, nunca. Y ahí está Messi para volver a reventar los récords del fútbol. Uno más para la historia de este deporte. Se ha puesto una chaqueta de 5.000 dólares, le han acompañado algunos compañeros del equipo y de la junta directiva del Barça, ha sido presentado por Olga Viza y ha recibido de manos de mi ídolo, Hristo Stoichkov, su tercera Bota de Oro y las buenas vibraciones del búlgaro. Así de fácil.
Se podrán cuestionar los balones de oro o los premios a mejor jugador de no sé qué, pero si hay algo incontestable son los goles que uno marca en una temporada. En el caso de Messi, esos 46 tantos repartidos en 32 encuentros, en los que le marcó a todos los equipos de La Liga, en la que completó una vuelta entera marcando. Estos datos hablan por sí solos, a la vez que avalan y sustentan un premio merecido.
Otra cosa será el próximo 13 de enero en la gala del Balón de Oro, donde posiblemente Messi no se haga nuevamente (y por quinta vez) con el galardón, pero ya se verá. Y más ahora que la FIFA decide, sorprendentemente, ampliar el plazo de las votaciones. Igual es por si Ribéry y Cristiano Ronaldo conseguían tener un papel destacado en la repesca mundialista, clasificarse para Brasil 2014 y, de paso, acabar de convencer a los votantes indecisos. Igual el resultado de la primera votación no convencía a Blatter y a su séquito y la FIFA atisbaba un próximo Balón de Oro manchado de polémica. Polémica, lo gane quien lo gane, va a haber igual. Otro día hablamos de eso.

martes, 5 de noviembre de 2013

Un ceutí en París y una mesa rota

Tal día como hoy, 5 de noviembre, nacieron grandes nombres de la historia balompédica.
El primero de ellos es César Luis Menotti, el mítico jugador y técnico argentino que dirigió al Barça, entre otros, y que llevo a Argentina a ganar el Mundial de 1978.
A partir de aquí, la lista va perdiendo en popularidad, que no en relevancia futbolística, gracias a estos Escorpio: a muchos os sonará Jean-Pierre Papin, aquel jugador francés que fue Balón de Oro en 1991, que destacó sobre todo en el Olympique de Marsella y ganó la Champions del '94 con el Milan, y que incluso tuvo un personaje basado en él en la serie Supercampeones, el capitán y número 10 de la selección gala.
Otro nacido hoy -este ya irá sonando menos- es el ghanés Abédi Pelé, ganador de la Champions del '93
-justamente con el Olympique de Marsella-, campeón de la Copa de África de 1982 con su selección, Ghana, ganador de tres balones de oro africanos y condecorado por la federación de su país como mejor deportista ghanés de todos los tiempos. Como vemos, todo un ghanador (chiste malo).
El siguiente de la lista es Dado Prso, aquel futbolista croata que fue mecánico antes de ser futbolista profesional y que jugó en el mismo Mónaco que alcanzó (y perdió) la final de la Champions ante el Oporto en 2004. En aquel encuentro, Prso entró en el campo sustituyendo a Giuly. Antes de eso, en la liguilla, le marcó 4 goles al Deportivo de La Coruña en la que es hasta la fecha la mayor goleada en la historia de la Champions: 8-3 (para más seña, de aquel partido se cumplen hoy 10 años, es decir, que también coincidió con el cumpleaños del jugador croata).
Y vamos a lo que vamos. Hoy es el cumpleaños de un ceutí, pero no de un ceutí cualquiera, sino de uno de los futbolistas ceutíes más reconocidos -con permiso de Lesmes, Pirri y Migueli- en la historia de este deporte: Mohamed Alí Amar, Nayim. Hoy cumple 47 años esta leyenda. Sí, leyenda, porque si solo contabilizáramos las dos Copas del Rey que ganó con el Barça -en 1988- y con el Zaragoza -en 1994- y la FA Cup del '91 con el Tottenham, pues tendríamos simplemente a otro futbolista más, de esos que pasan con más pena que gloria, pero no es el caso.
Vamos a la madre del cordero: el 10 de mayo de 1995 el Real Zaragoza jugaba en el Parque de los Príncipes (París) la final de la extinta Recopa de Europa (cuyo pase se había ganado como campeón de la Copa del Rey del año anterior) contra todo un Arsenal, el vigente campeón de la competición. El conjunto maño de los Cedrún, Belsué, Solana, Aguado, Pardeza, Aragón, Cáceres, Poyet, Higuera, Esnáider y el propio Nayim no se amilanó ante los londinenses y golpeó primero. El Arsenal puso las tablas y se llegó a la prórroga.
El partido seguía igualado, el tiempo extra iba expirando y todo parecía presagiar que se llegaría a la fatídica tanda de penaltis... pero no. A escasos segundos para el final, un poco pasado el centro del campo en el que atacaban los maños, un balón suelto le cayó botando a Nayim, que controló y se sacó un derechazo para la historia. Un golazo desde 49 metros que soprendió a Seaman, al estadio entero y a todos los que nos encontrábamos presenciando el partido por La 2 de TVE.
No recuerdo un gol que, sin haberlo marcado el Barça o la selección española, me haya puesto así, como me puso aquel gol de Nayim. De hecho, mi hermano y yo -ambos culés-, y mi padre -del Athletic Club, nadie sabe por qué- saltamos del sofá con una euforia que nos hizo partir el cristal de la mesita sobre la que apoyábamos nuestros refrigerios. La noche de los cristales rotos, versión buena. El golazo de Nayim, las páginas de oro del Real Zaragoza y otras historias balompédicas que me ponen los pelos de punta (todavía).

Por cierto, si visitáis la pequeña localidad zaragozana de Trasmoz (en una casa de esta localidad estuvo retenido el padre de Julio Iglesias durante su secuestro por ETA), observaréis, paseando por sus calles, una llamada "Gol de Nayim". Yo le habría puesto una avenida en la Luna. Qué golazo. ¡Felicidades, Nayim!
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