Las cosas claras: el Barça hizo anoche un partido lamentable.
Vale que estaba plagado de bajas (el Ajax también las tenía, ojo). Vale que solo necesitaba un punto para pasar como primero de grupo, mientras que el Ajax necesitaba los tres para seguir con opciones y por eso salió a morder. Vale que se jugaba el primer partido oficial de la historia entre los dos equipos en el Ámsterdam Arena y quizás la emoción de hacer historia pudo a los azulgranas. Vale incluso que el césped no estaba en las mejores condiciones (los jugadores no pararon de resbalar durante los noventa minutos). Tonterías.
Que no os mareen con los tecnicismos ni os quieran matizar lo irrefutable ("El Barça jugó mal sobre todo en la primera parte y, especialmente, los primeros veinticinco minutos"). NO. El Barça jugó fatal todo el partido. Todo.
Los de Martino saltaron al campo sin fuerza, sin concentración, sin actitud, sin buscar la victoria y, lo que es más preocupante, dando la sensación de que se les había olvidado hacer eso que tanto tiempo han demostrado saber hacer: jugar a fútbol. No valen peros. El Barça fue anoche un coladero en defensa, incapaz de elaborar jugadas en la medular y un desastre en ataque.
Por eso, ese Ajax repleto de chavales deseosos de comerse el mundo lo acorraló y lo sometió a una vergüenza pública que recuerda a los tiempos de Gaspart. Inadmisible.
Los locales se adelantaron en el '19 con gol de Serero, que llegó al remate como Pedro por su casa.
22 minutos después, con ocasiones holandesas de por medio y con más inoperancia azulgrana, llegó el segundo, obra de Hoesen, tras un balón que nadie supo rechazar.
Parecía que tras el descanso el Barça saltaría al malogrado césped amsterdamés con la revolución esperada, hecho que se empezó a intuir cuando a los tres minutos de la reanudación Veltman cometió penalti sobre Neymar y vio la roja directa. Xavi transformó la pena máxima y así, con el 2-1 y toda la segunda parte por delante, se vislumbraba una remontada. Lejos de eso, el partido siguió igual. Alguna jugada de Neymar y una ocasión clara del brasileño tras pase de Iniesta (lo mejor de la segunda parte) y poco más. El Ajax se encerró, sí, porque jugaba con uno menos, pero el Barça no supo sacarle partido a eso. Continuó jugando igual de mal, insultando por momentos al fútbol.
Con todos los respetos, creo que el Celta le hubiera ganado anoche al Ajax. Las bajas no deben ser, en ningún caso, excusa para que el Barça pierda y, menos aún, para jugar así. El Tata echó mano de los canteranos y trató de buscar en el banquillo lo que no tenía en el campo: la elaboración y profundidad de Sergi Roberto, el desborde y el gol de Adama (que ya debutó el otro día ante el Granada) y la solvencia en el lateral de Patric (su debut con el primer equipo quedó en mera anécdota). Poco pudieron hacer, los pobres.
LOS ONCE TITULARES
Pinto: evitó una goleada salvando ocasiones de peligro, pero también se complicó él solo en varias jugadas a la hora de sacar el balón jugado.
Puyol: volvió al lateral derecho y demostró que ya no está para estos trotes.
Piqué: capaz de lo mejor y lo peor. Tras el partido, fue el primero en hacer autocrítica del juego azulgrana. Que se aplique el cuento.
Mascherano: Mal colocado, fallón y acelerado (hizo de las suyas en una jugada en la que entró a destiempo y que le pudo costar caro).
Montoya: se postula como el Arbeloa del Barça.
Song: Si tenía esperanzas en que el míster confiara más en él en detrimento de Busquets, ayer las tiró por los suelos.
Xavi: Invisible. Desde que se casó no es el mismo.
Iniesta: a ratos (poquísimos) aportó chispa. El resto del tiempo, irreconocible.
Pedro: un pollo corriendo sin cabeza. No aportó nada en ataque.
Cesc: Tampoco hizo nada. Pareció que lo más importante para él anoche era ver la amarilla para estar sancionado en el próximo partido y pasar limpio a octavos. Te echaremos de menos ante el Celtic (ironía).
Neymar: Poco brillante y efectivo. De momento, no puede/sabe tirar del carro.
En definitiva, el Barça hizo anoche el ridículo en su versión europea. Gerardo Martino, con 20 partidos invicto en el banquillo, se quedó a uno de igualar el récord que ostenta Guardiola. Por otra parte, los récords son lo de menos y lo que cuenta al fin y al cabo es el resultado. El 2-1 de anoche vuelve (inevitablemente) a abrir los debates sobre el juego del Barça, que no invita a la esperanza, precisamente. Ya veremos qué pasa este domingo en San Mamés. Prueba de fuego ante el Athletic.