jueves, 30 de enero de 2014

La lluvia y lo de siempre

Cantando bajo la lluvia. Así es como despidió el Barça los cuartos de final de la Copa del Rey ante el Levante. Hacía tiempo que no se veía en el Camp Nou un partido de fútbol con la lluvia como protagonista. Y condiciones meteorológicas aparte, el agua sirvió para que el encuentro ganase en velocidad -en ocasiones, a lo loco- pero, sobre todo, sirvió para apaciguar bastante el incendio institucional del que se viene hablando en Barcelona en los últimos días. El equipo de Martino se puso ayer el chubasquero anticonformismo y decidió tratar al rival, el equipo de Joaquín Caparrós, como se merece: con respeto.
El 1-4 de la ida era más que suficiente para pasar a semis. Aun así, los azulgranas quisieron darle las gracias a los poco más de 25.000 aficionados que (no) llenaban las gradas intentando dar espectáculo, ganando y marcando goles. Y lo hicieron. Antes, no obstante, en los primeros compases dubitativos del partido, el Levante vio cómo el karma le pedía disculpas por el gol del empate del Barça en la ida y le ponía el 0-1 a su favor tras rebote desafortunado de Sergi Roberto. Después de eso, ya sí, comenzaron los ataques frenéticos, las jugadas de combinación y una mordiente ofensiva que en ocasiones se echa en falta en el Estadi. Comandado por Iniesta, que volvía tras su lesión, el Barça ofreció una réplica de anteriores partidos de vuelta ante un rival menor, dando muestra de cosas muy buenas, sí, pero de otras deficientes.
Cosas buenas: el empate de Adriano, reivindicando que chutar desde fuera del área también debe servir en Can Barça. El 2-1, obra de Puyol, que hacía un año que no marcaba (hizo la clásica: remate de cabeza entrando como un toro). También me gustó el prácticamente inédito instinto 'killer' de Alexis, que ayer metió dos goles (3-1 y 4-1) de esos de "era solo empujarla, pero hay que estar ahí", demostrando que en algún partido puede jugar de 9. Me moló bastante eso de que Mascherano, en los minutos finales, entrara para jugar en su posición natural (donde jugaba en el Liverpool) y, sobre todo, me encantó volver a ver a Afellay jugando a fútbol después de un año lesionado. El quinto, de Cesc, no estuvo mal.
¿Que qué no me gustó? la debilidad del Barça en el juego aéreo. Eso, y Song y Montoya. Lo de siempre.

viernes, 17 de enero de 2014

El Jugador de Oro y el gafe de Getafe

El partido de vuelta de los octavos de final de la Copa del padre de la imputada evidenció dos cosas: la primera, que Leo Messi está definitivamente de vuelta. La segunda, que de momento el argentino y Neymar no están predestinados a triunfar juntos. Tiene que haber gafe o algo.
Corría el minuto 22 de un partido apagado, vacío, casi insulso, cuando el joven brasileño se lesionó al doblarse el tobillo en una jugada en el lateral del área. La jugada, en un primer momento, me hizo pensar que Neymar, abatido y con vistosos ademanes de dolor, se iba a perder lo que queda de temporada y el Mundial. Por suerte para el Barça y para el fútbol en general, solo fue un susto de esos que se pasan con dos o tres semanas de recuperación. La cuestión importante es que, sea por una cosa -la lesión de Messi- o por otra -el actual esguince de Neymar- hemos podido disfrutar más bien poco de ambos cracks juntos sobre el terreno de juego. Da especial rabia que estas lesiones se produzcan en partidos en los que prácticamente nada hay en juego, como era el caso ayer, puesto que el 4-0 de la ida le permitía al Barça afrontar el choque sin tener que rascarse mucho las vestiduras.
Por eso, hasta ese momento, nos encontramos con un partido tosco, lento -algo tuvo que ver el estado del césped- que poco aventuraba el regalo que nos íbamos a encontrar en la segunda mitad.
De entrada, y fruto del colchón que los de Martino traían de la ida, el argentino eligió un once poco habitual, pero no por ello menos competitivo. Volvían a asentarse en la titularidad fijos como Alves -ya lo fue en el Calderón-, Messi y Neymar, estos dos últimos para empezar a acumular minutos juntos tras el empate en el Manzanares. Bajo palos, el habitual copero y solvente Pinto. En la zaga, el recién renovado Bartra junto a un Puyol al que creo que nos vamos a tener que ir acostumbrando a ver solo en partidos así. Por el lateral izquierdo, Adriano y su conato de lesión que hizo que más de uno se temiera nuevamente lo peor. Dirigiendo la orquesta, un cada vez más desafinado Song, el intermitente Cesc y el incipiente Sergi Roberto. Arriba, junto al brasileño y al argentino, un Tello que constata que no está en su mejor momento, que está teniendo pocas oportunidades esta temporada, y que está aprovechando poco para reivindicarse. Exceptuando, eso sí, el centro que le puso a Messi al borde del descanso para que el actual Balón de Plata empujara e hiciera el 0-1. El gol sirvió para ponerle algo de ruido al encuentro. Paradojas del destino, ese ruido desarticuló el sonido de la retransmisión televisiva (la de TV3, al menos), donde no pudieron cantar el gol. Por si fuera poco, justo en el descanso los errores técnicos fueron a más y, directamente, se fue la luz en todo el estadio. Gafe.
El partido continuó en la segunda parte por los mismos derroteros: un Barça que quería jugar y dar espectáculo, pero sin desquiciarse buscando el gol que, por otro lado, ninguna falta le hacía. El Getafe, por su parte, voluntarioso, con ganas de llevarse algo positivo aunque fuera en el partido de vuelta, pero con más garra que fútbol. Por suerte para todos, el fútbol es muy presumido y muchas veces le gusta vestir de Leo Messi. Por eso, a los 17 minutos de la reanudación el que debería ser siempre Balón de Oro marcó el segundo del equipo azulgrana. Se fue de uno, de otro (caño incluido), pasó de largo a Codina y puso un espectacular 0-2 en el marcador. Otro gol marca de la casa para gritar a los cuatro vientos que ya está aquí, de vuelta, que es indiscutiblemente el mejor futbolista del mundo, que lo va a seguir demostrando y que, con goles como ése, quién necesita balones dorados.
El propio Messi tuvo el tercero en sus botas, pero Codina hizo una gran parada para evitarlo. Entretanto, el conjunto azulón lo seguía intentando, pero Pinto estuvo soberbio en las pocas ocasiones que tuvo que atajar. Xavi Hernández saltó al campo en sustitución de Cesc (Alexis hizo lo propio en detrimento del lesionado Neymar). Minutos musicales. Fin del partido.

LO MEJOR: El segundo gol de Messi y la aparición de Xavi, que supuso su partido 700 como azulgrana.

LO PEOR: El estado del césped y, sin duda, la lesión de Neymar.

El Barça hizo valer el 4-0 de la ida y adornó con el 0-2 en Getafe el cómputo global de la eliminatoria.
En cuartos espera el Levante, próximo rival liguero.





martes, 14 de enero de 2014

No es oro todo lo que reluce

Que veinticuatro horas después de entregarse un premio se siga hablando más de supuestas irregularidades en el mismo que del propio galardonado, da que pensar.
Cristiano Ronaldo se llevó ayer su segundo Balón de Oro. Mi enhorabuena. Así, sin más. Sin ningún tipo de ironía. Eso sí, sin tener que pasar por el aro de que el Balón de Oro es necesariamente sinónimo de mejor jugador del mundo.
Mucho me temo que, dentro de unos años, cuando se eche la vista atrás para recordar quién ganó el Balón de Oro del año 2013, el nombre del futbolista que lo ganó seguirá ligado a la polémica en la que el premio de ese año se vio envuelto. Salvando la edición de 2001, en la que le dieron el galardón a Michael Owen -y no a Raúl González, como todo el mundo esperaba-, y la edición de 2006, en la que se impuso Fabio Cannavaro, no recuerdo un Balón de Oro que haya suscitado tanta polémica.
Puede que el premio que se llevó ayer el portugués fuese merecido, pero no justo. En todo caso la FIFA, France Football y los votantes han abierto la veda y han dejado claro que ya no hace falta ganar ningún título (ni individual, ni colectivo) en todo el año para optar a ese premio. Y para muestra, un botón: Cristiano Ronaldo se ha proclamado vencedor de este premio sin haber ganado nada con el Real Madrid y sin haber conseguido ningún trofeo individual previo. Y si no hay trofeos, ¿qué nos queda? Fútbol.
Un momento... ¿fútbol?
Fútbol también han demostrado tener Ribéry y Messi. Y además, refrendándolo con títulos, al contrario que CR7.
El francés lo ha ganado TODO con el Bayern en 2013. Messi ganó la liga (y el Pichichi), la Bota de Oro y la Supercopa de España. Eso sí, ha estado lesionado buena parte de la temporada y no ha podido desplegar el fútbol de otros años.
Si el mayor argumento que se esgrimió contra Messi fue precisamente el de su lesión, entonces... ¿por qué quedó segundo, y no tercero en el Balón de Oro? Pues sencillamente porque, a pesar de no haber ganado lo mismo que Ribéry, su calidad futbolística es mucho mayor.
Y si Messi ha sido capaz de superar el gran escollo del futbolista que más títulos ha conseguido, como es Ribéry, superando en calidad a este último, y además ha superado con creces el palmarés de Ronaldo, ¿qué es lo que ha hecho que Messi no fuese proclamado por quinta vez consecutiva Balón de Oro? Muy sencillo: los tejemanejes de la FIFA.
¿Por qué decidió el mayor organismo del fútbol internacional y organizador del Balón de Oro prorrogar el plazo de votaciones para el premio? Parece bastante evidente que la FIFA tenía "previsto" que el Balón de Oro de este año fuese a parar a manos de Cristiano Ronaldo, así que le dio un último empujón ampliando dicho plazo, brindándole al portugués la oportunidad de lucirse en la repesca mundialista frente a Suecia, cosa que acabó pasando. Y eso es mérito única y exclusivamente de Ronaldo, porque nadie juega por él. Y si le mete un hat trick a los de Ibra lo mete él, no Blatter. Al César lo que es del César. Eso sí, Blatter ya se encargó de hacer quedar mal a Ronaldo ante las cámaras con su número chiquitense y, por ende, de tener que ganarse el perdón del madridista de alguna forma...
Otra cosa: ¿qué criterio siguen los votantes? ¿Es la repesca del Mundial el mejor escenario para medir la grandeza futbolística de un jugador? En el caso de un jugador islandés, sí. En el caso de CR7 o de Ribéry (que también estaba por allí con Francia) debería ser algo más cercano a la deshonra que al enaltecimiento. Dicho sea de paso que Messi se había clasificado con Argentina por la vía habitual para un jugador y una selección grandes, es decir, en la fase de clasificación.

Si yo hubiese tenido la suerte (y la responsabilidad) de votar, habría acabado con tanta polémica de un plumazo y habría elegido a un jugador que aunase calidad, títulos y méritos individuales, es decir, lo que debería ser el paradigma del ganador del Balón de Oro. Y no estoy hablando de otro que de Arjen Robben, candidato ideal para haberse llevado el premio este año. Aunque, claro está, en el Balón de Oro, como en todas las cosas de la vida, no es oro todo lo que reluce.
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