Cantando bajo la lluvia. Así es como despidió el Barça los cuartos de final de la Copa del Rey ante el Levante. Hacía tiempo que no se veía en el Camp Nou un partido de fútbol con la lluvia como protagonista. Y condiciones meteorológicas aparte, el agua sirvió para que el encuentro ganase en velocidad -en ocasiones, a lo loco- pero, sobre todo, sirvió para apaciguar bastante el incendio institucional del que se viene hablando en Barcelona en los últimos días. El equipo de Martino se puso ayer el chubasquero anticonformismo y decidió tratar al rival, el equipo de Joaquín Caparrós, como se merece: con respeto.
El 1-4 de la ida era más que suficiente para pasar a semis. Aun así, los azulgranas quisieron darle las gracias a los poco más de 25.000 aficionados que (no) llenaban las gradas intentando dar espectáculo, ganando y marcando goles. Y lo hicieron. Antes, no obstante, en los primeros compases dubitativos del partido, el Levante vio cómo el karma le pedía disculpas por el gol del empate del Barça en la ida y le ponía el 0-1 a su favor tras rebote desafortunado de Sergi Roberto. Después de eso, ya sí, comenzaron los ataques frenéticos, las jugadas de combinación y una mordiente ofensiva que en ocasiones se echa en falta en el Estadi. Comandado por Iniesta, que volvía tras su lesión, el Barça ofreció una réplica de anteriores partidos de vuelta ante un rival menor, dando muestra de cosas muy buenas, sí, pero de otras deficientes.
Cosas buenas: el empate de Adriano, reivindicando que chutar desde fuera del área también debe servir en Can Barça. El 2-1, obra de Puyol, que hacía un año que no marcaba (hizo la clásica: remate de cabeza entrando como un toro). También me gustó el prácticamente inédito instinto 'killer' de Alexis, que ayer metió dos goles (3-1 y 4-1) de esos de "era solo empujarla, pero hay que estar ahí", demostrando que en algún partido puede jugar de 9. Me moló bastante eso de que Mascherano, en los minutos finales, entrara para jugar en su posición natural (donde jugaba en el Liverpool) y, sobre todo, me encantó volver a ver a Afellay jugando a fútbol después de un año lesionado. El quinto, de Cesc, no estuvo mal.
¿Que qué no me gustó? la debilidad del Barça en el juego aéreo. Eso, y Song y Montoya. Lo de siempre.