miércoles, 2 de julio de 2014

Día 19: La Virgen Di María y Lukaku, el desatascador

Últimos dos partidos de octavos de final de esta Copa del Mundo. A las seis de la tarde, Argentina-Suiza.

Argentina: Romero, Zabaleta, Fede Fernández, Garay, Rojo (Basanta, 105'), Gago (Biglia, 106'), Mascherano, Di María, Lavezzi (Palacio, 74'), Higuaín y Messi

Suiza: Benaglio, Lichtsteiner, Djourou, Schar, Ricardo Rodríguez, Inler, Behrami, Xhaka (Fernandes, 66'), Mehmedi (Dzemaili, 114'), Shaqiri y Drmic (Seferovic, 82')

En el Arena Corinthians, Argentina y Suiza disputaron un partido en el que se fue alternando la superioridad. La primera mitad fue para Suiza. Los de Ottmar Hitzfeld se desentendieron del balón y quisieron buscarla a la contra por medio de la estrella, Shaqiri, y de un activo Mehmedi. Sabella, como ya sabemos, cuenta con grandes jugadores en ataque que resuelven un partido en cualquier momento, pero por contra carece de constructores en el centro del campo. Argentina sigue sin convencer, aunque gana. Y lo hace justamente por esos destellos de calidad de hombres como Messi o Di María, imprescindibles para que la albiceleste tenga ese punch necesario para vencer. En la segunda mitad, Argentina ganó en la medular con un expeditivo Mascherano, y poco a poco fue echando para atrás a Suiza, que acabó atrincherada. Argentina acabó el partido dominando claramente y tuvo hasta dos ocasiones, un cabezazo de un discretísimo Higuaín y un disparo de Messi tras una de sus jugadas, pero los sudamericanos se toparon con un gran Benaglio.
Ya en la prórroga, sucedió exactamente igual que en los 90 minutos reglamentarios: Suiza se mostró más sobria, más entera en el primer tiempo, y Argentina volvió a mandar en el segundo. En ese tiempo extra, la albiceleste tiró de orgullo y de calidad. Suiza se lo estaba haciendo pasar mal y los argentinos, bajo ningún concepto, querían acabar yendo a la tanda de penaltis. Para entonces, a Suiza la fatídica tanda ya le iba bien. Sería jugársela ante la favorita Argentina. Todo parecía indicar que el partido se tendría que decidir desde los once metros, pero entonces lo que pasó fue que a los argentinos se les apareció la Virgen (Di) María. Concretamente, en el 118', cuando Rojo interceptaba un balón en el medio campo, Messi conducía hasta la frontal del área y abría a banda derecha, por donde aparecía el 'fideo' -el mejor del partido- para cruzársela suavemente a Benaglio y darle el pase a cuartos a los suyos.Todavía hubo tiempo para otra aparición dimariana en el 120': Suiza estaba colgando balones al área de Romero y uno de esos lo remató Dzemaili... al palo. El rechace golpeó en su propia pierna y el balón se perdió por línea de fondo. El del Nápoles soñará durante mucho tiempo con esa jugada.
Al final Argentina venció merecidamente, pero eso no significa que los de Sabella hayan dado un recital. Ni hoy, ni ningún día. La albiceleste está yendo de menos a más en este mundial y al final gana los partidos (que es lo importante), pero en muchos tramos se le nota perdida y atascada, especialmente en el centro del campo, y dejando serias dudas en general. Un día de estos a Argentina se le va a acabar el chollo de que a última hora se le aparezca Messi o la mismísima virgen.


A las diez de la noche, en el Arena Fonte Nova, emocionantísimo Bélgica-Estados Unidos.

Bélgica: Courtois, Kompany, Van Buyten, Vertonghen, Alderweireld, Fellaini, Witsel, De Bruyne, Hazard (Chadli, 111'), Mertens (Mirallas, 60') y Origi (Lukaku, 91')

Estados Unidos: Howard, Besler, González, Beasley, Cameron, Jermaine Jones, Bradley, Zusi (Wondolowski, 72'), Bedoya (Julian Green, 105'), Dempsey y Johnson (Yedlin, 32')

Los de Jürgen Klinsmann se jugaban algo más que el pase a cuartos de final del mundial. Los Estados Unidos buscaban consagrarse en el deporte rey a nivel mundial y demostrar que también en el 'Soccer' pueden hacer cosas grandes. Cerca lo han tenido los USA. Enfrente, la que venía de tapada a esta Copa del Mundo y ya se ha colado en cuartos. Bélgica, aunque con un equipo plagado de grandes nombres, aún está por hacerse. 'Les diables rouges' han cumplido con su papel de favoritos llevando el peso del partido y han gozado de las ocasiones más claras para poderse llevar el duelo casi por goleada. Sin embargo, en la portería norteamericana se encuentra un tipo llamado Tim Howard que esta noche ha amargado durante muchísimo rato a los jugadores belgas. El cancerbero del Everton lo ha parado todo... o casi todo.
Bélgica salió en tromba desde el primer minuto y tuvo varias llegadas de peligro. Cuando los de Klinsmann se sacudieron los nervios, el partido se puso bastante igualado, con mayor dominio belga, pero sin llegar a poner en apuros serios a los estadounidenses. Tras el descanso, Bélgica tuvo veinte minutos muy buenos en los que dio muestras de su potencial con un enorme Hazard, un completo De Bruyne y un desbordante Origi, que sustituía a Lukaku tras el discreto papel del delantero del Everton en partidos anteriores. Estados Unidos aguantó las embestidas belgas y tuvo alguna llegada tímida que supo solventar bien Courtois. El verdadero hombre del partido -y, sobre todo, de los EE.UU.- fue Howard, que atajó un montón de ocasiones del conjunto europeo. Con el partido acabándose, Wondolowski -que entró los últimos veinte minutos- recibió un pase dentro del área pequeña y disparó alto a la salida de Courtois. Fue la ocasión de su vida, la que le habría dado el pase a Estados Unidos.
Se llegó a la prórroga y un recién entrado Lukaku desplegó toda su potencia y velocidad por banda derecha, llegó a línea de fondo y dio un pase atrás para Kevin De Bruyne. El jugador del Wolfsburgo no acertó con el remate, pero él mismo fue capaz de resolver y finalizar la jugada con un tiro cruzado al que Howard, esta vez, no pudo llegar. Parecía que Estados Unidos, ahora ya sí, iba a caer KO. Los males norteamericanos se agravaron justo antes de finalizar el primer tiempo extra, cuando Romelu Lukaku se asociaba nuevamente con De Bruyne. En esta ocasión era 'el semáforo' quien asistía y 'el nuevo Drogba' quien marcaba. 2-0 y partido sentenciado... o no.
A los dos minutos de la reanudación, Julian Green, que acababa de entrar, recibía un balón largo de Bradley y el jugador del filial del Bayern de Munich lo remataba de volea al fondo de las mallas belgas. Era el 2-1 y Estados Unidos tenía casi un cuarto de hora por delante para buscar la hazaña. La hazaña, aunque al final no se produjo, estuvo cerca en el minuto 113 tras una buenísima jugada ensayada. La pizarra de Klinsmann estuvo a punto de maravillar al mundo entero, pero Dempsey -el mejor de Estados Unidos, aunque no hizo su mejor partido- no pudo superar a un Thibaut Courtois que volvió a ser determinante. Bélgica lo pasó francamente mal en los minutos finales, pero el asedio estadounidense acabó siendo infructuoso. De todas formas, los de Klinsmann han hecho un gran papel en este mundial y se pueden ir satisfechos de Brasil.
Bélgica, que aún no está a su nivel óptimo, ha sabido sufrir para lograr la victoria, un triunfo que le ha costado mucho conseguir gracias a la actuación de Tim Howard. Sin embargo, Marc Wilmots cuenta con cracks como Hazard (si logra concretar las ocasiones que tiene, todo será más fácil para Bélgica) y el gran Lukaku, que hoy se ha puesto las pilas y ha desatascado a su selección en la prórroga.
Bélgica deberá mostrar su mejor versión y no desperdiciar tantas ocasiones si quiere superar a Argentina, su rival en cuartos.
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