Neymar finalizó un nuevo contragolpe (2-3) y sentenció la eliminatoria frente al Atlético |
Luis Enrique decía hace unos días que no habían tocado ninguna tecla desde el partido de Anoeta, pero es evidente que el Barça ha experimentado cambios. Y no solo de actitud sobre el césped.
En los tres partidos en que los azulgranas se han enfrentado este año a los rojiblancos ya han demostrado saber jugarle mejor que en toda la temporada pasada. Y la tecla del Atlético que ha aprendido a tocar el Barça se ha traducido en tres victorias y, gracias a dos de ellas, un pase a la semifinal de Copa.
El Barça viene desplegando un fútbol vistoso y que cautiva como no lo hacía desde hace ya tiempo.
Con un buen fútbol, de toque pero directo, y con goles, muchos goles (15 goles al Elche en los últimos tres enfrentamientos y el 0-4 a domicilio al Deportivo) los de Luis Enrique afrontaban los dos partidos más complicados hasta ahora. En la ida, si bien es cierto que el Barça fue de más a menos y solo consiguió hacer el 1-0 en los minutos finales -aunque mereció ampliar su ventaja- mantuvo, además de la intensidad necesaria para vencer al Atlético, el buen hacer y las costumbres habituales con el balón. Lo de anoche en el Calderón fue totalmente diferente, pero igualmente eficaz.
Se preludiaba un partido como el de los vividos la temporada pasada cuando Torres igualaba la eliminatoria en el primer minuto. No obstante, el Barça sí supo reponerse esta vez y además dio con una nueva tecla: el contragolpe.
Si insólito es ver al Barça jugar a la contra, declinando la posesión del esférico y aferrándose al despeje sin complicaciones en defensa, poco vista es también en los azulgrana esa efectividad de cara a puerta. Necesitó el Barça dos intrépidas contras y un gol a balón parado (¡contra el Atlético!) para sentenciar la eliminatoria antes del descanso.
Un descanso en el que, como en el resto del partido, hubo de todo. Gabi ni siquiera salió tras la media parte por el lío en el túnel de vestuarios y Simeone reconoció en rueda de prensa, con cierta altanería, que él mismo había dado a sus jugadores la indicación para que estos no buscasen ya ni atacar en la segunda mitad. Y cierto parece, porque los colchoneros se dedicaron en los segundos 45 minutos a resignarse renunciando al marcador pero no así a la "intensidad" competitiva que el Cholo propugna.
El Atleti acabó con nueve por la doble amonestación de un reiterativo Mario Suárez.
Lo de Gil Manzano es tema aparte. Anoche se le acusó de perjudicar a unos y a otros, señal de que no hizo las cosas bien. Entre los fallos "gordos" del colegiado extremeño se encuentran, primero de todo, la excesiva permisividad depositada en los jugadores rojiblancos (Suárez se fue en el 84', pero bien pudo hacerlo antes del descanso) que legalizó, una vez más, el juego duro -y violento, como en tantas otras ocasiones- de los hombres de Simeone. En segundo lugar, Jesús Gil (¿casualidad? Manzano señaló un penalti de Mascherano sobre Juanfran que no solo se produjo fuera del área, sino que ni tan siquiera fue falta. El árbitro se comió unas manos claras de Jordi Alba (con posible expulsión) que acabaron desembocando en la contra del Barça que supuso el 2-3. Y, por si todo esto fuera poco, le marcó a Neymar un fuera de juego a pase largo de Ter Stegen (el portero-líbero, definitivamente) en el que el brasileño se encontraba en línea con el defensor colchonero y que acabó en gol del Barça.
Para acabarlo de adobar, Gil Manzano mostró solo amarilla a Arda Turan en esa acción absolutamente vergonzosa del turco tirándole su bota al juez de línea a modo de protesta.
Demasiada acción en el Atlético-Barça incluso para los que disfrutamos desde siempre de este pseudoclásico lleno de pasión y emociones fuertes.
Y volviendo al Barça y a la nueva tecla aprendida anoche cerca del Manzanares, a buen seguro que a Luis Enrique no le gustó nada que el Atlético se adelantara a los 40 segundos y ver peligrar el buen trabajo hecho en la ida. Eso sí, sus pupilos demostraron una gran capacidad de reacción, algo más encomiable aún tratándose de un rival como el Atlético, y remontando el partido hasta en dos ocasiones, todo ello en el marco de un juego totalmente novedoso (feo y desquiciante por momentos) del Barça, que encontró en el balón parado y en el contraataque, sobre todo, a su mejor aliado para deshacerse de un rival tan duro y competitivo.
Y lo hizo el Barça, a pesar de la novedad en el planteamiento, con la misma alineación (la que ya podemos llamar "de gala", salvo por el cambio copero en la portería) que viene deslumbrando en las últimas semanas. Los azulgranas, a pesar de no hacerse con el control en el centro del campo hasta la segunda mitad, ya con todo resuelto y con superioridad numérica sobre el césped, presentaron la candidatura en la categoría de "Equipo versátil del año" manejando los tempos de forma brillante. Luis Suárez parece que no acaba de arrancar, pero asiste. Messi parece que no está, pero en su día "flojo" desborda e inicia dos jugadas de gol y Neymar, a la chita callando, sigue jugando de cara a la galería muchas veces pero siendo decisivo de cara a portería.
Con el tridente ofensivo vamos a decir "a medio gas" y con una zaga centradísima, tanto en el eje defensivo (Mascherano solo chirrió en el primer gol y Piqué estuvo de diez) como en los laterales (Alba dio una lección soberbia, especialmente en la jugada del 2-3, y Alves hasta me parece mejor jugador en las últimas semanas), y con garantías en la portería (Ter Stegen no pudo hacer nada en ninguno de los dos goles locales, incluso adivinó la trayectoria en el penalti), con todo esto y la capacidad de acoplarse a las necesidades del partido, sobreponiéndose al resultado y al ambiente, como hizo anoche en el Vicente Calderón (aunque deseo que no se acostumbren a jugar así, por el bien de los culés amantes del juego de toque), el Barça tiene cada vez más pinta de equipo y de poder plantar cara (y quizás algo más) en las tres competiciones. Barçatilidad.