Que levante la mano quien piense, como Luis Enrique, que "nadie gana la Liga en septiembre". Muchas manos levantadas. Bien, que levante la mano ahora quien crea que la Liga sí se empieza a ganar en septiembre. No está tan claro. ¿O sí?
La 'manita' al Levante no es más que otro paso en la larga travesía que es ganar el título liguero. Ahora bien, ganar estos partidos, en septiembre, es fundamental para, como mínimo, seguir mostrándose intratable ante los máximos rivales (véase Madrid y Atlético, y del Sevilla y el Valencia ya hablaremos). Hay que ganar estos partidos sí o sí para no generar ninguna duda. Con esto, además de incrementar la autoconfianza, se logra ejercer un efecto inverso sobre los perseguidores más inmediatos. Si desde el principio del campeonato ganas de forma consecutiva en todas las jornadas (el año pasado fueron siete) hasta un inevitable tropiezo, le estás gritando a tus rivales que sí, que os veréis las caras de marzo en adelante, pero que tú podrás afrontar el tramo final con más garantías y más margen de error que ellos. Es decir, que evidentemente es mejor sacarle desde ya seis puntos al Madrid que sacárselos o estar peleando por hacerlo en las últimas jornadas. Por lo tanto, es una cuestión capital ir sumando los tres puntos en campos como el Ciutat de València porque, aunque aún estemos en septiembre, los tres puntos del domingo son los tres típicos puntos que al final pueden valer una liga.
Estoy convencido de que el Barça seguirá en esta buena línea. Puede incluso que supere el récord de la temporada pasada, con aquellos memorables 21 puntos conseguidos en los siete primeros partidos. Lo digo más que nada porque este, aunque a simple vista no lo parezca tanto, es un Barça diferente al de la campaña anterior. No tanto por resultados -de momento son igual de buenos que los de la 2013-14- como por equipo y sistema de juego. El Barça tiene ahora mayor y mejor fondo de armario. La incursión de hombres como Munir o Sandro, junto a las incorporaciones de Rakitic, Rafinha y Mathieu, en defensa, le están aportando al conjunto azulgrana nuevas opciones que antes no tenía.
Los casos de Munir y Sandro son los más evidentes, pero no hay que descuidar el papel de Rakitic. En el caso de los dos canteranos, se puede decir que, talento aparte, tienen el hambre propio del debutante con ganas de demostrar. Eso, por un lado. Por otro, sirven para ponerle las pilas a hombres como Pedro o Neymar.
Rakitic, por su parte, demuestra que también hay gol desde la segunda línea y que esto, que quizás no fuese tan vital el domingo, puede ser de suma importancia en futuros partidos más complicados.
Y no nos olvidemos de la portería. Mantener la portería a cero en los cuatro primeros partidos (cinco, contando el de Champions), que no es algo muy habitual, demuestra que la defensa está enchufada y la portería bien atendida. En este aspecto, la competencia que Lucho está fomentando tanto en la zaga como bajo palos, es algo que al equipo le está viniendo muy bien, porque vende más caro que nunca un puesto en el once titular y hace -y hará- que los futbolistas estén mucho más motivados a la hora de jugar.
Si hablamos de Messi, es evidente que el argentino también ha experimentado un cambio -a mejor- respecto a la campaña anterior. Lejos de obcecarse cuando no le salen las cosas, el argentino parece ahora más asociativo que nunca. Que falla un penalti, reparte asistencias y espera su momento para acabar anotando.
El Barça, pese a no afrontar, ni de lejos, su partido más complicado de esta temporada, supo articular un juego fluido y dominar el partido (la expulsión injusta de Vyntra con 0-1 también facilitó las cosas, dicho sea de paso) exhibiendo un amplio muestrario de recursos. Y, lo más importante, se llevó los tres puntos. Tres puntos más. Y ya son doce de doce.
Porque la Liga se empieza a ganar en septiembre. Que levante la mano quien esté de acuerdo.