Los esquemas siguieron igual anoche en el Camp Nou durante y tras el 1-1 final, con dos conjuntos bien distintos, que juegan a cosas bien diferentes.
Los del Tata Martino, con el once de gala, a excepción de Pinto por Valdés, saltaron al campo buscando llevar el control del partido, arrinconar al Atlético y, si no buscar resolver la eliminatoria en el primer duelo (cosa impensable), dejársela bien encaminada para la vuelta en el Calderón. Nada de eso. Los del Cholo Simeone salieron en tromba a intentar golpear primero y Villa estuvo a punto de conseguirlo. En los primeros minutos fue el Atleti el que arrinconó al Barça, al que le costó entrar en el partido. A los diez minutos de juego, lesión de Piqué en un salto accidentado y entró Bartra para solucionar esa papeleta llamada "lidiar con Diego Costa". Por suerte para los intereses azulgranas, el hispano-brasileño también se lesionó en el minuto 28' y Simeone tuvo que dar entrada a Diego (Rivas), que a la postre hizo de Costa. El Atlético tenía claro que había que marcar al menos uno, pero eso no les hizo descuidarse y abrir espacios. Todo lo contrario. Los colchoneros jugaron con las líneas juntísimas para no permitir las combinaciones azulgranas y, cuando el Barça conseguía llegar al área rival, o bien la sólida defensa rojiblanca impedía la ocasión, o bien el soberbio Courtois atajaba sin problemas (en la primera mitad, solo dos cabezazos tímidos de Messi y Neymar). Se llegó al descanso con la sensación de partido tosco y trabado.
En la segunda mitad no cambiaron para nada las consignas: el Barça tenía que tocar y tocar, tener paciencia para elaborar la jugada y crear la ocasión. Ya se iría abriendo el Atleti conforme pasaran los minutos en busca de su gol (estaban casi obligados a marcar), pero justamente el gol llegó para el Atleti. Minuto 57', el Atlético saca una falta que Iniesta le había hecho a Diego lejísimos del área. Gabi toca para el propio Diego, que supera con facilidad a Xavi y, escorado a la derecha, se suelta un zapatazo directo a la escuadra imparable para Pinto (y para quien sea) y mete el gol de su vida. Un gol que puede valer una eliminatoria. A partir de ahí, el Barça le dijo al Atlético "ahora sí, dame el balón, que es mío hasta que acabe el partido" y los rojiblancos, por si no estaban suficientemente encerrados atrás, se acabaron de atrincherar. El Atlético es un equipo italiano que juega en la liga española. Incluso ese sutil Catenaccio de los de Simeone iba acompañado de entradas que el colegiado alemán Felix Brych (mal colocado durante todo el encuentro) dejaba sin amonestar si no era por la reiteración del jugador que las cometía. Así, el Atleti cometió 22 faltas por las 16 del Barça. Bastante igualado. Los rojiblancos vieron 6 tarjetas por las 2 de los azulgranas. No es casualidad. Hubo momentos incluso en los que los colchoneros se olvidaron de jugar a fútbol. Ya tenían su gol y ahora se trataba de que el Barça no hiciera su gol, o de que como mucho hiciera uno. Y de eso se encargaba el portero belga que juega para ellos. Le sacó una bolea a Busquets, un disparo ajustado de Iniesta y un tiro libre de Messi que iba a la escuadra. Por cierto, al argentino no se le vio anoche, así de claro. En cuanto el equipo contrario le presiona y no le deja hacer su juego, Leo Messi tiene dos opciones: o mete la primera que tiene y empieza a deslumbrar, o no acierta la primera y se va apagando poco a poco. Esto le pasa poquísimas veces, pero anoche volvió a suceder en el Camp Nou, en una cita en la que se le presuponía al astro argentino como una de sus noches. Por suerte, a los que nos gusta el fútbol (no el italiano) pudimos disfrutar de un futbolista que está en estado de gracia y que se echa a su equipo a las espaldas cuando vienen mal dadas. Hablo del señor Andrés InieSTAR (Copyright Antonio Burgalés), que se erigió nuevamente en líder de los azulgranas y, entre otras muchas perlas que nos dejó, le dio un sublime pase al espacio a Neymar para que el brasileño, venido a más últimamente, batiera a Courtois e hiciera el empate (70'). Neymar, por cierto, ha sido el único azulgrana capaz de batir al meta belga esta temporada.
El marcador ya no se movió, en parte por la gran actuación de Thibaut, pero el Barça lo siguió intentando hasta el final, con los jugadores alzados por una afición que anoche estuvo de diez. No es que le sirviera demasiado el empate a los del Tata, pero se había hecho algo de justicia en el electrónico. Al Barça le faltó visualizar anoche lo que el Atlético tuvo claro desde el principio: que había que marcar primero.
Todo queda pendiente para la vuelta el miércoles que viene. El Barça sabe que necesita obligatoriamente marcar. El 0-0 los dejaría fuera. A partir de un gol, empezamos a hablar. El partido, eso sí, tiene pinta de no ser muy diferente a los cuatro que ya hemos vivido entre Barça y Atlético esta temporada.
No hay quien gane.