La lucha del Barça por la Liga en El Madrigal fue como la que mantuvo por la vida Tito Vilanova (DEP): hasta el final.
En un principio, se esperaba que pudiera pasar cualquier cosa en Villarreal dadas las circunstancias. Dicen que el fútbol es lo que menos importa en momentos así. Aunque no lo creo del todo cierto.
El Barça, fuera de la Champions, habiendo perdido la final de Copa ante el Madrid y con unas opciones ligueras más que remotas sabía que justamente esas posibilidades pasaban por ganarle anoche al 'submarino amarillo'.
Empezó mejor el Villarreal porque el Barça no acababa de encontrarse en los primeros minutos, algo ya habitual últimamente. Después de varias llegadas de peligro de los castellonenses, el Barça despertó y empezó a tomar el control del juego. Los de Martino buscaban el gol, pero este llegó para el conjunto local en una gran jugada que finalizó Cani. Y encima, al borde del descanso.
La segunda mitad nos aguardaba 45 minutos de remontada épica, de garra y honor. Eso sí, no sabíamos que antes de eso el Villarreal volvería a golpear: internada por banda derecha y cabezazo de Trigueros que hizo inútil la estirada de Pinto. El Barça parecía noqueado, ya se avistaba otro partido como el de Valladolid, o Granada, o Atlético, o... no, porque igual los azulgranas veían definitivamente perdida la Liga, pero no querían fallarle a Tito. Había que marcar un gol y meterse en el partido, aunque se acabara perdiendo o empatando -ya daba lo mismo-, pero había que luchar hasta el final, qué menos que homenajear a su extécnico fallecido el viernes dando la mejor imagen posible y, a falta de ideas claras, despedirse con una ración de 'Seny, pit i collons'. Y así fue. Y no todo fue gracias al acierto del Barça, sino que el 2-1 y el empate fueron por demérito del Villarreal, que, eso sí, estaba siendo asediado por los de Martino con un empuje y una convicción casi sorprendente tratándose del Barça de las últimas semanas. La suerte que faltó en Granada le guiñó un ojo a los azulgranas y así, con dos goles en propia meta del Villarreal fue como llegaron la réplica y las tablas: el primero, de taconazo involuntario de Gabriel tras tiro de Dani Alves. La igualada, tras centro medido al área que Musacchio cabeceó hacia dentro. Y a falta de siete minutos para el final, el Barça acabó de apretar para lograr la remontada. Busquets roba un balón en el medio campo, conduce sin oposición, se la pone de globo a Cesc y este acomoda con la cabeza para Messi, que bate a Asenjo con pierna derecha. Parecía que el Barça acababa de ganar la Liga. Y no, la victoria no hace más que aguantar y agotar sus opciones hasta el último aliento, hasta el final. Como ayer, toca luchar hasta el final y aguardar sendos pinchazos de Madrid y Atlético. Es muy improbable, casi imposible, pero como dijo en su día Vujadin Boskov (fallecido hoy): "Fútbol es fútbol". Y en el fútbol hay que luchar hasta el final.