Tan justa fue la derrota del Barça en el Calderón como injusta lo ha sido hoy en el Nuevo Los Cármenes.
Un gol de Brahimi en el minuto 14 le bastó al Granada para llevarse los tres puntos.
A pesar de la defensa de circunstancias que Martino tuvo que alinear, con Busquets acompañando a Mascherano en el centro de la zaga, y con Montoya y Adriano en los laterales, el Barça ha estado bien línea por línea. En la medular, Iniesta y Cesc acompañados por Song. Precisamente de una pérdida de balón del camerunés nació la jugada que dio lugar al primer y único gol del encuentro.
A partir de ahí, el Barça, con Messi, Neymar y Pedro arriba, se dedicó a acechar al conjunto local, que se defendió con uñas y dientes. La segunda parte fue un monólogo azulgrana. No sé quién dijo aquello de <<cuando el balón no quiere entrar...>>, pero llevaba toda la razón del mundo, porque cuando el Barça lo ha intentado, o bien un bosque de piernas nazaríes impedía el remate, o las jugadas acababan inconclusas con el balón paseándose por el área pequeña, o los remates se iban desviados (19 tiros fuera) o, cuando iban entre los tres palos, se encargaba de atajarlos el guardameta local, el griego Orestis Karnezis -que hoy jugaba en lugar de Roberto- y que, con 8 paradas, se ha erigido en el héroe del conjunto local.
El Barça ha dispuesto del 80% de posesión de balón y ha tenido a su favor 12 saques de esquina, datos más que reveladores. Martino ha dado entrada hacia el final del partido a Jordi Alba y Alexis en detrimento de Adriano y Busquets, respectivamente, pero ni las internadas del lateral zurdo ni los intentos del chileno han surtido efecto. Tácticamente, no se le puede reprochar nada al Barça. Si acaso, el fallo en el gol local, que a la postre ha sido decisivo.
A Messi le ha salido en la segunda mitad casi todo lo que no le salió en la eliminatoria frente al Atlético. Iniesta ha desbordado casi siempre, Neymar se ha asociado durante todo el encuentro y Pedro se ha conjurado con Montoya -hoy, bastante bien- por banda derecha.
Los minutos finales, con los jugadores azulgranas completamente encarnizados con la portería rival, parecían especialmente diseñados para jugar con la incredulidad de los barcelonistas. Parecía imposible que el Barça no acabara marcando al menos el tanto del empate, pero así ha sido. Castigo excesivo para los culés.
Ahora, el Barça debe centrarse en la final de Copa del Rey y alejarse cuanto antes de los fantasmas ligueros si quiere llegar con alguna opción a la última jornada, cosa que, por otro lado, parece impensable.
No veo al Atlético haciendo favores. La liga se ha perdido definitivamente en Granada.