Los black cats del Sunderland han perdido esta tarde en Wembley una de sus siete vidas.
No debe de ser fácil para los jugadores ni para los aficionados de un club modesto, como es el Sunderland AFC, saber que tu equipo ganó su último título en 1973. Menos fácil debe de ser todavía saber que la posibilidad de llevar un título a esas vitrinas cuatro décadas después pasa por ganar en la final de la
Capital One Cup al todopoderoso Manchester City, pero casi indigerible parece que, cuando a los diez minutos te adelantas en el marcador, estás siendo superior al contrario y vas a poder aguantar el resultado y devolverle la gloria a tu club, el rival te remonte en un minuto y tus ilusiones se borren de un plumazo. Y así ha sido.
Fabio Borini adelantó al conjunto rojiblanco a los diez minutos de juego. El italiano cedido por el Liverpool recibió un pase largo, se fue con facilidad de Kompany y definió a la perfección ante el hoy portero titular citizen Pantilimon. Parecía que el conjunto de Mánchester reaccionaría enseguida, pero las ideas no fluían para los de Pellegrini, estancados al máximo, en parte por la sólida organización defensiva de los hombres de Gustavo Poyet que, lejos de conformarse con haber marcado y limitarse a encerrase atrás, continuaron queriendo jugar a fútbol y al (contra)ataque. Saltaba la sorpresa al descanso.
Tras la reanudación, los skyblues parecían seguir sin encontrar la tecla que debían presionar. Eso, hasta pasados diez minutos, cuando Touré puso el empate con un magnífico disparo con el interior de su pie derecho que se coló por la escuadra de la portería defendida por Mannone. El City había despertado. Y en el minuto siguiente, jugada por banda izquierda, centro atrás y Nasri, que había estado muy espeso, conecta con el exterior del pie para sorprender de nuevo al meta italiano y hacer el 2-1. Los black cats estaban panza arriba, al filo de la muerte después de los dos zarpazos que habían recibido. Pese a ello, el Sunderland no dio por perdida la final y siguió buscándolo, elaborando en el centro del campo (interesantísimo partido de Ki Sung-Yong, el "Gerrard coreano"), pero siendo poco eficaz cuando llegaba al área rival. También jugó en el Sunderland Marcos Alonso, hijo del exfutbolista homónimo y nieto del mítico Marquitos.
En el City, entraron en la segunda mitad Jesús Navas por un poco inspirado Agüero y, en los minutos finales, el hoy suplente Negredo en detrimento de Dzeko.
En el minuto 90, contra letal del Manchester, Touré se la cede a Navas y el sevillano acaba de matar al gato. 3-1 y primer título de la temporada para el City.
Los gatos negros tienen hoy una vida menos.