jueves, 6 de noviembre de 2014

Amsterdam Arena (movediza)

Messi evitó el 'hundimiento'
El Barça ya está clasificado para octavos de final de la Champions tras el 0-2 al Ajax en el Amsterdam Arena. Eso era lo más importante y lo que entraba en los planes de los de Luis Enrique que, sin embargo, jugaron con fuego en algunos tramos del partido y pudieron poner en peligro los tres puntos. Tanto, que de hecho el Ajax dominó claramente la primera mitad y mereció marcar algún gol.
Claro que Neymar ya había anotado a los tres minutos y el gol quedó invalidado por fuera de juego, pero eso era una muestra de lo que este Barça es capaz de hacer o, al menos, de lo que ha demostrado hasta ahora: que puede estar fuera del partido como tan pronto entrar eléctricamente en él, que puede golear a placer al rival exhibiendo una evidente superioridad como también puede sucumbir a la presión y al juego de un rival que ya le derrotó el año pasado en ese mismo escenario, el Amsterdam Arena. La arena en la que se encontraba (o quizás se encuentre aún) el Barça era del todo movediza, dadas las circunstancias: dos derrotas consecutivas en Liga y un creciente debate sobre el estilo.
Un estilo en el que, por cierto, parece no tener cabida últimamente Piqué, que anoche vio como Bartra ocupaba su puesto con su habitual solvencia y que además contribuía decisivamente en el 0-1 de Messi.
El Barça jugaba ayer un partido trampa. El conjunto azulgrana estaba en medio de una situación difícil por los últimos resultados y, por ende, sometido al cuestionamiento. Y, conforme pasaban los minutos sobre el césped neerlandés, parecía que las arenas movedizas del Ajax iban a hundir al Barça de un momento a otro. La atípica jugada que acabó significando el 0-1 suponía un atisbo de salvación culé, y así fue.
El Barça, pese a seguir ciertamente estancado en la arena, consiguió ir sacando poco a poco parte del cuerpo y aún más, debido a la expulsión de Veltman -muy buen central-, logró sacar el cuerpo entero con el 0-2, nuevamente transformado por Messi tras asistencia de Pedro, recién entrado a la ajacied quicksand.
Leo Messi había alcanzado ya el récord de Raúl: 71 goles en la Champions League, pero el argentino quería más y, a partir de ese momento, comenzó a ofrecer su mejor versión: a asociarse para iniciar y finalizar las jugadas, a encarar y driblar a los rivales y a disparar a puerta con la intención de hacer el hat trick con el que colocarse en solitario en el olimpo goleador de la historia de la Copa de Europa. El rosarino se dejó el récord para otro día (posiblemente, en la siguiente jornada en el campo del Apoel), pero demostró estar dispuesto a tirar con fuerza para lograr sacar a los suyos victoriosos (18 años después en tierras holandesas) del Amsterdam Arena (movediza).


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