jueves, 14 de mayo de 2015

ARTE ET LABORE


El balón echó a correr a las cuatro de la tarde en Liverpool. Ya nada sería igual.
El Blackburn Rovers se había quedado cerca del ansiado título la temporada anterior a falta de dos jornadas y había conseguido un meritorio cuarto puesto dos años antes, en la 92-93, en una gesta inimaginable para los rovers y gracias a la meteórica progresión del equipo comandado por el escocés Kenny Dalglish, que acababa de ascender al Blackburn a la primera división inglesa ese mismo año.
Una Premier League que había sido bautizada como tal tres temporadas atrás y que esta vez, ese 14 de mayo de 1995, pasaría a la historia para los seguidores de la ciudad que vio nacer al líder de Jamiroquai.
Hasta Anfield llegaba el Blackburn en la última jornada como primero de la tabla, con 89 puntos, y como el equipo más goleador, con 79 tantos, logrados en su mayoría por el tándem de moda en Inglaterra, el 'SAS' (Shearer and Sutton). 

A casi 300 kilómetros de allí, en Londres, el Manchester United, segundo de la clasificación, albergaba esperanzas de levantar el trofeo siempre y cuando el Blackburn no ganase y los 'red devils' vencieran al West Ham. Última jornada, pues, de infarto y transistores y viceversa.
Todo pareció ponerse de cara para los de Lancashire cuando Alan Shearer hizo el 0-1 a los 20 minutos de juego. Diez minutos más tarde, llegaba desde Londres la noticia de que los hammers también se habían adelantado en el marcador por mediación de Michael Hughes.

Puede que fuera por saberse campeones, o quizás porque en un momento de presión máxima, como era ese, las técnicas de relajación que Dalglish había aprendido jugando a golf y que había tratado de transmitir a sus futbolistas no habían funcionado correctamente, el caso es que Dalglish, que volvía a su casa, veía como su Liverpool le remontaba el partido con goles de Barnes y Jamie Redknapp en el tramo final. 
Con los oídos puestos en lo que sucedía en el Boleyn Ground, donde poco después de la reanudación Brian McClair había empatado para el United, King Kenny empezaba a temer que la Premier se le volvía a escapar al Blackburn Rovers y a sospechar que la suerte no estaba del lado de esos equipos pequeños, esos que habían sido grandes en 1912 y 1914 al ganar la Football League, pero que deberían despedirse de la gloria one more time.
Sin embargo, los marcadores ya no se moverían más ni en Anfield ni en Upton Park y el Blackburn Rovers conseguiría su tercera liga inglesa.

Flowers, Hendry, Berg, Le Saux, Kenna, Pearce, Sherwood, Ripley, Batty, Alan Shearer y Chris Sutton fueron los héroes de aquel día en el que, pese a perder el partido, la suerte estuvo de su lado y les hizo un hueco en la historia del fútbol. Con el arte y el talento evidenciado en la delantera inglesa (34 goles de Shearer y 15 de Sutton en el total de la temporada) y con el trabajo y el esfuerzo puesto sobre el césped jornada tras jornada, el Blackburn Rovers de Kenny Dalglish, haciendo honor a su heráldico lema, hizo historia y ganó la Premier League hoy hace justo 20 años.




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