miércoles, 18 de diciembre de 2013

Más Menú y menos Carta(gena)

O La cena de los idiotas, según se mire. El Barça tenía esta noche una cena de esas de puro compromiso, a las que no te apetece del todo ir, pero acabas haciendo el esfuerzo. Como invitado, el Cartagena, que pagó la cena hace unos días en casa (1-4).
Después de la semana del 'asado' de Celtic y del piscolabis de Villarreal, hoy tocaba pegarse un festín de Cartagena. El problema es que algunos comensales azulgranas se equivocaron de restaurante. Algunos gourmets como Cesc o Song (entre otros) quisieron ir a El Celler de Can Roca a degustar las mejores delicatessen, inconscientes de que su nivel gastronómico-futbolístico está muchas veces más cerca del menú diario del Bar Manolo que de la carta del mejor restaurante del mundo.
Los del Tata Martino se sentaron a cenar frente a un Cartagena que en más de un momento provocó acidez (y eso que no trajeron a Limones) al equipo local. Los culés eligieron un salón amplio, pero el conjunto murciano se fue apretando en la mesa y claro, dificultó que el Barça pudiera entrar y salir con comodidad. Neymar presidió la mesa y creyó a lo largo de la velada estar en un buffet libre, así que se le llenó el ojo antes que la tripa y lo quiso todo para él, pero al final pilló un empacho y no cenó demasiado. Adriano y Montoya -este último en una trona, puesto que no está a la altura- se sentaron a los lados para que cuando fueran llegando los platos pudieran repartirlos entre sus compañeros... pero no pararon de lanzar los platos al aire. Todos salvo uno, el que el lateral derecho le sirvió a Pedro (1-0), que se trajo mojo picón de casa para ir picando algo porque está con hambre. La cena estaba siendo aburrida, los entremeses se hacían eternos, algunos seguían pensando en estrellas Michelin de puro toquecito y destellos de calidad agridulce, en vez de saborear y mancharse los dedos con el delicioso huevo frito del plato combinado que el Bar Manolo del fútbol le ofrecía a un precio más que asequible, para economizar un poco la última cena del año en el Camp Nou.
Martino no quiso traerse a los niños. A pesar de que estaba todo pagado, ningún jugador del Barça B se sentó en la mesa para cenar gratis. Atrás, por el centro, estuvieron cortando más o menos bien el bacalao Mascherano y Puyol. A este último, por cierto, no lo veo cenando contra el City en febrero.
Sergi Roberto se sentó junto a los gourmets y algo me dice que en el futuro seguirá siendo invitado a estos banquetes. Faltó en el centro de la mesa, eso sí, un buen gastrónomo (Xavi, Iniesta o Busquets) que aconsejara sobre el maridaje, sobre qué vino de juego maduro combinaba bien con un pase en profundidad y otras viandas por el estilo. Se sentó al fondo del todo un Pinto que estuvo a punto de que le derramaran un vaso en la primera parte, aunque al final este solo tocó el palo. Tello se colocó al lado del glotón brasileño y del canario con hambre y degustó el 2-0 con la ayuda de un defensa del Cartagena que acabó de masticar por él.
Ya casi en el postre, llegaron los típicos tres colegas que se apuntan a última hora y que se pasan para tomarse el café o la copa de rigor. Alexis, Iniesta y Alba trajeron el sorbete de limón para ayudar a bajar la tan pesada comida. Al final, el manchego pidió un digestivo chupito de hierbas no para él, sino para el glotón Neymar, que se lo bebió de un cabezazo (3-0).
El Cartagena volvió a pagar la cuenta, pero no le salió tan cara como pensaba en un principio.
Veremos cómo se le da este domingo al Barça la merienda a la que le ha invitado el Getafe con quien, curiosamente, compartirá mesa en la siguiente ronda copera.
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